Ahorrar es facilísimo, todos cumplimos nuestras metas ¿verdad? Bueno, quizá no tanto, parece ser que los humanos no somos los “homos economicus” que plantea la literatura económica; en la que somos 100% racionales. Por tal razón, los gobiernos han buscado alternativas para aumentar las capacidades de ahorro, aunque seamos realistas, no es tarea fácil para los gobiernos ni para cada uno.
En México, aproximadamente por los últimos 15 años, este tema ha estado de moda, específicamente con las Afores (Administradora de Fondos para el Retiro). En este esquema de ahorro que comienza desde 1997, cada trabajador en el sector formal cuenta con el derecho de una cuenta individual en alguna institución financiera externa, en la que el patrón dirige el 5.15% del salario del empleado, mientras que este último contribuye con 1.125% (deducido de su salario), acompañado de un 0.225% por parte del gobierno[1] (OCDE, 2008).¿Y quién vigila estas actividades entre los ahorros de los trabajadores, los patrones y las entidades administradoras? La Consar, que es la Comisión Nacional del Sistema de Ahorro para el Retiro.
Sin embargo, no hemos respondido una de las preguntas más importantes ¿Por qué es necesario el ahorro? Desde el enfoque macroeconómico hay evidencia empírica que muestra que los países más desarrollados dependen del progreso tecnológico, lo que en sí depende del ahorro. (Dornbusch, Fischer y Starz 20115). Lo anterior, se logra con el desarrollo de un sistema financiero y eficiencia en el sistema legal, influyendo positivamente en el crecimiento económico (Levine, 1998 y Beck et al. 2000; citado en Mota, 2015).
¿Y esto cómo influye en la perspectiva microeconómica? En México, de acuerdo con la OCDE (2008), las expectativas muestran que, al momento de su retiro, los trabajadores recibirán menos del 40% de su salario actual. Ya que para 2016, las aportaciones voluntarias de los trabajadores (contribuciones adicionales a las obligatorias del 1.125 mencionado), representaban poco más del 1% del total de ahorros acumulados en el sistema (Forbes 2016). Esto, sin tomar en cuenta a la población desempleada y a la que se encuentra en el sector informal; que queda aún más desprotegida para el futuro.
Si bien el diagnóstico y prácticas que citaré a continuación fueron realizadas y coordinadas por instituciones privadas (en su mayoría), gran parte de las acciones y conclusiones tienen una amplia connotación para más políticas públicas. E incluso, se puede extrapolar el aprendizaje como consumidor, para poder ahorrar de manera más amplia y sostenible.
Para 2015, la fundación Metlife contrató a una organización internacional para conocer con mayor precisión el sistema de pensiones en México. El principal enfoque de este diagnóstico (Fertig et al. 2015) fue conocer las barreras a las que se enfrentan los mexicanos para poder aumentar sus aportaciones voluntarias. De los hallazgos encontrados, se identificaron 4 principalmente.
De acuerdo a análisis de ciencias del comportamiento (o economía del comportamiento), los humanos no somos tan racionales como presume la teoría económica neoclásica, solemos tener problemas con la fuerza de voluntad (me refiero a autocontrol). Ninguna sorpresa ¿verdad? Para estos modelos teóricos se utilizan elementos de la psicología, que simplifican estructuras mentales para poder explicar mejor la realidad.
En uno de estos modelos se divide a cada agente en dos seres: doer (el que hace) y planner (el que maximiza para futuro) (Thaler 2015). Estos dos seres conflictúan constantemente sobré qué hacer o consumir en el presente y qué para el futuro. Es necesario aclarar que las conexiones neurológicas son mucho más complejas que este modelo (a partir de los avances científicos actuales), sin embargo, es muy buen punto de partida para analizar las decisiones no óptimas de los agentes.
Un factor sorprendente es que este debate entre comportamientos puede explicarse desde la biología: pensar y seguir planes futuros implica mayor autocontrol (ligado al planner), lo cual lleva a que el sistema nervioso consuma más glucosa que otras partes del cuerpo, reduciendo los niveles de la misma en la sangre (Baumasteir n.d. citado en Kahneman 2011). Por lo tanto, los individuos suelen evitar escenarios futuros complejos (en este caso de ahorro), que crean incomodidad y disminuyen su energía.
Este punto es muy similar al anterior y se resume de la siguiente manera: una recompensa inmediata es mucho más atractiva que la misma (o inclusive una mejor) recompensa en el futuro. Se retoma el conflicto entre el planner y el doer, este último quiere obtener una recompensa lo más pronto posible.
Desde 1937, Samuelson contribuyó a esta discusión, desarrollando el modelo estándar inter temporal de elección: elecciones presentes vs futuras. Este análisis se reduce a que el consumo es mejor ahora que después. ¿Y qué evidencia empírica se tiene al respecto?
En los años sesenta en Stanford, el psicólogo Walter Mischel desarrolló un test para evaluar el control en infantes. En este famoso caso con niños y niñas de entre 3 y 6 años, el experimentador le decía al sujeto de prueba que saldría de la sala por unos minutos y que dejaba un bombón en la mesa (algunos citan galletas), que podía comerlo si quería, pero que si esperaba y no comía el bombón para cuando volviera al cuarto, recibiría 2 bombones en lugar de uno. ¡Qué gran prueba para estos pequeños y pequeñas!
Aproximadamente una tercera parte de los sujetos no comió el bombón y logró aguardar los 15 minutos de ausencia del experimentador. Si bien esta prueba tiene muchas variaciones, uno de los aspectos más importantes es cómo fue utilizado para estudios longitudinales (analizar elementos futuros de los sujetos de prueba). Se utilizó como un predictor de éxito futuro. Es decir, los infantes que no comieron el bombón denotaron mejores resultados en pruebas académicas futuras, mayor éxito social, mayor resiliencia y menor agresividad (también verificado con pruebas de escáner en la corteza frontal del cerebro).
Por lo tanto, los humanos solemos pensar y consumir más en el presente que postergar para el futuro (en promedio).
Pensar en el futuro bajo mucha incertidumbre es incómodo, para lograr un horizonte más comprensible se requiere pasar a ser planner; desarrollando actividades de análisis (lo que requerirá consumir más energía por el sistema nervioso). Y si los incentivos no son claros o inmediatos, muy probablemente la persona caerá en procrastinación (acción de postergar o aplazar).
¿Y qué pasa cuando se tiene exceso de confianza (sin una visión aterrizada)? Se genera la percepción de que se puede vencer cualquier obstáculo, por lo que en algún momento la situación estará a nuestro favor. Lo que también suele llevar a procrastinación por exceso de confianza.
De manera general, los mexicanos no identifican a las Afores como esquemas de ahorro. Inclusive, muchos mexicanos reportan no conocer a qué Afore están adscritos o que cuentan con la posibilidad de realizar aportaciones voluntarias. Inclusive, hay cuentahabientes que reportan que el contenido del material que reciben tiene información muy compleja, haciendo difícil su interés o seguimiento. Por tal razón, muchas personas prefieren otros esquemas de financiamientos que, a pesar de no capitalizar los mismos rendimientos, les generan mayor confianza.
A partir de esta evidencia, los investigadores propusieron diversas estrategias, registrando aprendizaje a partir de los diversos resultados. Fueron más de 8 estrategias (con sus respectivas variaciones) desarrolladas a partir de las ciencias del comportamiento. Sin embargo, retomaré las que, desde mi perspectiva, parecieron más exitosas estadísticamente.
Una de las primeras estrategias fue el rediseño del sobre físico que se envía por correspondencia. Se seleccionaron 68 mil sobres para realizar el experimento. Para junio de 2017 se envió un tipo de sobre al grupo de control (sin aplicar ciencias del comportamiento) y al grupo de tratamiento, se enviaron sobres con alguna de las siguientes características: foto con familia, foto de familia con un mensaje que invitaba a abrir el sobre, imagen de un asesor de Afores, leyenda con fecha límite para abrir el sobre y, por último, una imagen con una pareja de personas de la tercera edad con un frase de cuidado personal.
Para poder evaluar si los receptores abrieron el sobre, se adjuntó un cupón con 2 boletos gratuitos para el cine, generando estadísticas en caso de que fueran redimidos (confirmando la apertura). En el grupo de control, 1.38% de los participantes aplicaron el código, mientras que del grupo de control, la variante de leyenda con fecha límite fue la que tuvo mejor respuesta, con resultados de 1.76% de los clientes. Esto implica un aumento de 27.5% con respecto al grupo de control.
Además, el rediseño de los sobres generó impactos en el número de contribuciones voluntarias una vez que se realizó la entrega. El sobre con leyenda de fecha límite y el sobre con la imagen de un asesor, son las que recibieron mejores resultados: 0.54% de incremento; mientras que el grupo de control fue de 0.35%; lo que representó 14mil personas realizando contribuciones voluntarias=20 millones de pesos en ahorro, solamente para el primer mes.
Otra estrategia fue a través de la interacción humana, por medio de asesores de Afore. Se capacitó a los asesores para usar tabletas, a las cuales se les precargaron actividades (3 tipos) con las que interactuaban con los clientes. El primero fue el grupo de control, en el que solamente se les daba información a los clientes acerca de dónde realizar sus contribuciones. El segundo era un ejercicio de visualización, a través del cual se creaban vínculos entre sus metas y su vida futura. Y el tercero, era una reflexión hacia el pasado, reflejando cómo sus decisiones previas impactaron en su vida actual.
Después de 3 meses, los 500 promotores tuvieron 8mil interacciones con clientes con Afore. En el grupo de control el 0.11% de personas se suscribieron al proceso de ahorro automáticos; el ejercicio de reflejo del pasado registró 1.36% y el de visualización futura obtuvo 2.2%, teniendo un éxito 20 veces mayor que el grupo de control (estas 2 últimas con una probabilidad de error menor al 1%). ¿En qué se traducen estos resultados? Un potencial de 3 mil 350 clientes con ahorros automáticos, con un valor de 4 millones de pesos extra por año. Lo cual será una práctica sostenible, ya que no se tendrá que realizar inversiones grandes como lo fue el desarrollo de la aplicación, según se reporta.
La tercera práctica fue un proceso de visualización a través de una plataforma más cercana para los cuentahabientes, su teléfono inteligente por medio de una aplicación móvil. Las personas recibieron un enlace web con la leyenda: conoce tu yo del futuro. El enlace los llevaba a una página web en la que podían tomarse una selfie y observar su yo futuro (adulto mayor) a través de un filtro. Debajo de la imagen se presentaba una leyenda que decía: ¿Cuánto quisieras ahorrar para que ella/él viva bien? Adjuntando el link para que pudiera dirigirse al apartado de ahorros en la AforeApp.
Del total de 48 mil 503 cuentahabientes que fueron seleccionados entre el grupo de control (sólo enlace para aumentar ahorro) y el de tratamiento (con enlace para tomar Selfie y después enlace para aumentar ahorro), en total 4 mil 438 clientes visitaron la página donde se generaba el filtro (porcentaje de apertura de 18%). Lo que resultó en 3 mil 103 clics en la AforeMóvil. Además, este proceso llevó a que las contribuciones de un solo momento, se incrementaran en 13%, elevando el monto promedio en $1,327 (de los $3,063 de monto promedio).
Lo anterior demostró que el grupo de tratamiento incrementó el ahorró 54% más en comparación con el grupo de control. Sobre los costos de esta aplicación, de manera resumida, a partir de los resultados se prevé que, de todas las contribuciones obtenidas, por cada 261 pesos ahorrados, 1 peso se invierte en este proceso de visualización vía selfie. Por lo que se identificó otra alternativa que podría ser parte de las acciones, una vez que se tenga más información sobre cuáles generan más aportaciones a través del tiempo.
La evidencia muestra que las ciencias del comportamiento generaron resultados positivos (comprobación estadística) en los grupos de tratamiento en comparación con los grupos de control. Si bien se requieren muchas más estrategias a nivel macroeconómico para generar mayor ahorros voluntarios y desarrollo en el país; estas prácticas son punto de partida para impulsar cambios graduales en la cultura del ahorro. Posteriormente podrán ser aplicadas en nuevos usuarios que accedan a la economía formal. Inclusive para ti, que terminas de leer este artículo. ¿cómo visualizas tu futuro? Te comparto el enlace para que puedas realizar aportaciones voluntarias con mayor facilidad: https://www.gob.mx/consar/articulos/como-hacer-ahorro-voluntario
Asimismo, adoptar este tipo de estrategia de ciencias del comportamiento puede contribuir a que mejoren los efectos de la intervención de diversas políticas públicas. Por lo tanto, los gobiernos podrían comenzar a hacer uso de estas alternativas para aumentar el impacto de sus programas.
Notas
[1] Este año el Gobierno Federal impulsó un cambio en los porcentajes, sin embargo, mi perspectiva está enfocada hacia los ahorros voluntarios de los usuarios de las Afores, por lo que no ahondaré en esta reforma. https://expansion.mx/economia/2020/09/26/amlo-busca-frenar-comisiones-de-afores-reforma-pensiones
Bibliografía
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