Nueva normalidad, pandemia y educación: La importancia de evaluar la calidad educativa en México

Conocer el contexto en el que se desenvuelve la educación, en un país como México, es una tarea compleja que debe ser abordada desde distintas perspectivas, con cabeza fría y mucha responsabilidad social, política y con el apoyo de la ciencia y la evidencia.

    En la llamada Nueva normalidad se plantea un gran reto a enfrentar: asegurar que la educación mantenga niveles de cobertura similares a los observados antes de la llegada del COVID-19, e igual de importante, evitar el retroceso en la calidad educativa.

    Sin embargo, en un país tan heterogéneo como México, en donde existen marcadas diferencias sociales y económicas, es necesario que se plantee este reto de manera particular en cada una de las 32 entidades federativas, y dentro de cada municipio.

   En el país, si bien se cuenta con evaluaciones de políticas públicas educativas específicamente en cuanto al uso de recursos, no se ha logrado concretar la evaluación de la calidad de la educación. Esto se puede observar en los modelos y planes educativos puestos en marcha en distintos periodos presidenciales. Por ejemplo, en el (Programa Nacional de Educación 2001-2006, 2001) se señala la falta de información como un obstáculo para la evaluación de la calidad educativa y se plantean los siguientes indicadores:

  • Porcentaje de alumnos de 6º grado que alcanzan un logro educativo satisfactorio en competencias comunicativas y matemáticas
  • Inclusión de contenidos de formación ciudadana y de valores en Educación Básica
  • Porcentaje de maestros y directivos de educación básica que aprueban el curso nacional de actualización respectivo
  • Porcentaje de profesores de tiempo completo en educación superior con estudios de posgrado; y
  • Índice de satisfacción de empleadores con egresados de educación media superior y superior

Por otro lado, en el (Programa Sectorial de Educación 2007-2012) la evaluación de la calidad educativa se plantea a través del Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación (INEE), y da un giro distinto a la visión de calidad educativa que se buscaba evaluar, lo cual representa una discontinuidad en la evaluación, poniendo especial énfasis en metas fijadas en función de las pruebas PISA [1] y ENLACE [2].

   Por último, en el (Programa Sectorial de Educación 2013 – 2018, 2013), la evaluación educativa recae principalmente en el Servicio Profesional Docente, siendo el INEE el organismo encargado de llevar a cabo este ejercicio, sin embargo, al final de ese sexenio este instituto deja de funcionar. Esto significó una disrupción que no permitió consolidar la evaluación educativa.

Por lo tanto, se presentan dos preguntas que resultan fundamentales para abordar un análisis en esta materia:

  • ¿Por qué es importante evaluar la calidad de la educación?, y
  • ¿Cuál es el estado actual de la calidad de la educación en México?

Respondiendo la primera pregunta; desde la década de los noventa se planteó la necesidad de establecer relaciones entre la política y la investigación en educación, para orientar la evaluación educativa (Centro de Educación e Innovación OECD, 1995). La evidencia obtenida de la evaluación de los sistemas educativos, en todos sus niveles, ha centrado la atención de muchos países preocupados por el impacto de sus políticas educativas, a través de lo que se conoce como política basada en evidencia (Evidence Informed Policy) (OECD, 2007).

    Se trata de una estrategia que se apoya en el uso de los resultados de la investigación y evaluación que, derivados de la identificación de programas y prácticas, son capaces de aportar evidencia para la mejora de las políticas que se implementan a nivel regional, nacional, local e institucional (Head, 2009).

   Por lo tanto, la evaluación de las políticas educativas se convierte en una tarea necesaria, ya que a través de ella se puede “contribuir a iluminar, comprender y debatir por qué y cómo se gobiernan los sistemas educativos, qué efectos tienen y por qué y cómo hay cosas que vale la pena sostener y otras que deben ser modificadas” (Escudero, Evaluación de las políticas educativas: cuestiones perennes, 2010).

   Es importante precisar qué se entiende por la evaluación de la calidad educativa. Según autores como (House, 1992), la evaluación educativa tiene como objetivos: conocer, comparar y dar cuenta de los resultados obtenidos con la intención de orientar la toma de decisiones para introducir mejoras que se consideren necesarias.

     Bajo esta lógica concuerdan distintos autores como (Rizo, 2002); (Escudero, 2003) y; (Stufflebeam, 2007), en que la evaluación educativa debe comprender al menos los siguientes elementos:

  • Proceso de obtención sistemática de evidencias, de naturaleza cuantitativa y/o cualitativa, a través de técnicas diversas y en función de objetivos perseguidos.
  • Comprensión y descripción de evidencias bajo criterios de dependencia, utilidad, fiabilidad, validez y precisión.
  • Contar con referentes y/o criterios que permitan orientar la toma de decisiones y dotar de valor o mérito a lo evaluado.
  • Contribución a la mejora de lo evaluado mediante la identificación de los aspectos positivos y los que son susceptibles de mejora. (Espinoza & Sánchez-Santamaría, 2015)

Estas características permiten adoptar una definición de la evaluación educativa y colocarlo dentro de un marco conceptual que sirva para emprender el ejercicio de la evaluación.

    Respecto de la segunda pregunta planteada, no se puede decir mucho. Como se mencionó anteriormente, no se ha logrado concretar el ejercicio consistente en la evaluación de la calidad educativa, poniendo como ejemplo al Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación (INEE), el cual representaba un avance en esta materia, sin embargo, hoy ya no funciona más.

     Se hace hincapié en que el tema de la educación en México es sumamente complejo, y que en sí mismo, es dinámico y profundo, ya que no solo tiene matices sociales, geográficos y económicos, sino también de otra índole, como son las necesidades que tiene cierta parte de la población como los niños y jóvenes con alguna discapacidad.

     La evidencia con la que se cuenta al día de hoy es insuficiente para poder afirmar algún grado de avance o estado actual en la calidad de la educación en México. Por ahora, basta con decir que es evidente que la sociedad va evolucionando con el paso del tiempo y, con ello, las necesidades y exigencias cambian. Basta con reconocer que, a la manera de Pablo Neruda: “nosotros, los de aquel entonces, ya no somos los mismos”.

Notas de página

  • [1]Programa para la Evaluación Internacional de Alumnos (PISA, por sus siglas en inglés).
  • [2]Evaluación Nacional de Logros Académicos en Centros Escolares (ENLACE).

Referencias:

  • Escudero, T. (2003). Desde los tests hasta la investigación evaluativa actual. Un siglo, el XX, de intenso desarrollo de la evaluación en educación. Revista Electrónica de Investigación y Evaluación Educativa (RELIEVE), 13-41.
  • Escudero, T. (2010). Evaluación de las políticas educativas: cuestiones perennes. Fuentes: Revista de la Facultad de Ciencias de la Educación, 8-31.
  • Espinoza, J. S.-S. (2015). Evaluación de las políticas educativas desde la InformedPolicy: Consideraciones teórico-metodológicas y retos actuales. Foro de Educación, 381-405.
  • Head, B. (2009). Evidence-Based Policy: Principles and Requirements in Strengthening Evidence-Based Policy in the Australian Federation. Australia: Australian Government Productivity Commission.
  • Head, B. (11 de octubre de 2014). Australian Government Productivity Commission. Obtenido de Evidence-Based Policy: Principles and Requirements in Strengthening Evidence-Based Policy in the Australian Federation.: http://www.pc.gov.au/__data/assets/pdf_file/0007/96208/03-chapter2.pdf
  • House, E. R. (1992). Tendencias en evaluación. Revista de Educación, 43-57.
  • OECD. (2007). Evidence in education: Linking research and policy. París, France: OECD.
  • OECD, C. (1995). Educational research and development: trends, issues and challenges. París, France: OECD.
  • Rizo, F. M. (2002). Revisión de literatura sobre evaluación de sistemas educativos. Ciudad de México: Porrúa.
  • SEP. (2001). Programa Nacional de Educación 2001-2006. México: DOF.
  • SEP. (2007). Programa Sectorial de Educación 2007-2012. México: Diario Oficial de la Federación.
  • SEP. (2013). Programa Sectorial de Educación 2013 – 2018. México: Diario Oficial de la Federación .
  • Stufflebeam, D. L. (2007). Evaluation theory, models and applications. San Francisco, U.S.A: Jossey-Bass.

Sobre el Autor:
Miguel Alberto García García


Consultor en Evaluación de Políticas Públicas
Especialista en Geoestadística

Sobre el Autor:
Miguel Alberto García García 


Consultor en Evaluación de Políticas Públicas
Especialista en Geoestadística